NO SÉ quiénes me parecen más miserables: los racistas que te dicen claramente que fuera inmigrantes y España para los españoles, o los que te dicen inmigración sí, pero que sean inmigrantes que vengan a cotizar para garantizar nuestras pensiones, ahora que van a quebrar a cuenta de que han comenzado a jubilarse los miembros del baby boom.

¡A trabajar todos hasta los 75 años, sinvergüenzas!


¿ACASO NO vivieron en la misma época Alejandro Magno y Diógenes, Trajano y Tácito, Hernán Cortés y Fray Antón de Montesinos, Hitler y Einstein, McCarthy y Emma Goldman?  Cuando recurrimos al contexto para justificar la defensa que hace Aristóteles de la esclavitud... ¿por qué nos olvidamos de que en aquella misma época había sofistas que la condenaban? Cuando decimos que el racismo de David Hume se justificaba por el entorno espacio-temporal, ¿por qué nos olvidamos de que Hume vivió una temporada en Francia, donde eran frecuentes las críticas a la esclavitud, y su contemporáneo James Beattie lo acusó de "ignorante" y de "arrogancia eurocéntrica" a causa de sus racistadas?

¿Cuál es la razón de que a algunos les justifique el contexto y a los otros no?


EN EL segundo 25:15 de este documental de DW Racismo en Alemania aparece una mujer negra, Gabriela Willbold, a la que intentaron desviar de ginecóloga a higienista (sin conseguirlo, porque amenazó con denunciarlo) para que no tocara con las manos a alemanes blancos. Pero este tipo de racismo no penséis que es específico de la Alemania de posguerra: en una fecha tan cercana como 2004, cuando mandé docenas de currículos para trabajar de conserje en Madrid, el contratador de una de las empresas me dijo que "como tú eres blanco, igual te mandamos a conserjerías cara al público", pues todavía en aquella época existían muchas comunidades madrileñas que solo aceptaban negros o mestizos para trabajar en garajes, obras o edificios vacíos, lejos del trato directo con la gente. 


¿TIENEN QUE integrarse los inmigrantes? No hay más que echar una ojeada sobre las horas de televisión que ven los españoles y los programas que siguen con prioridad; el número de horas que pasan en las redes sociales y los influencers a los que entronizan; los millones de lectores o televidentes que tiene su prensa deportiva y su prensa rosa; además de constatar su incontinencia consumista, su nulo interés por las demás culturas y la tolerancia vergonzosa a la injusticia y a la corrupción política, para darse cuenta de que a nadie se le debería obligar a integrarse en un grupo de esa calaña sino al contrario, lo sensato sería apercibirlos desde ya: "INMIGRANTE: POCO TENEMOS DE EJEMPLO. NO TE CONFORMES CON NUESTRO NIVEL"


SANTIAGO ALBA Rico habla en este artículo del verdadero "Gran Reemplazo" en la historia no tan reciente:
En pleno sarampión racista, la ultraderecha ha vuelto a evocar en las últimas semanas la amenaza del Gran Reemplazo: la necesidad de proteger la "identidad española" (o blanca y cristiana) de esa "invasión" de inmigrantes que habría que expulsar antes de que se apoderen del país. A título de comparación: el 25% de los habitantes de Tetuán, capital del "protectorado español" de Marruecos en 1935, eran españoles mientras que el número de marroquíes que vive hoy en Madrid, capital de España, apenas llega al 1,3%. Un ítem más: en torno al 30% de la población española del "protectorado" de Marruecos estaba vinculada al ejército colonial y las fuerzas de seguridad; en España, el 33% de los marroquíes se dedica a recoger nuestras fresas y nuestros melones, el 14,6% construye nuestras casas y el 10% sirve nuestras mesas o friega nuestros platos con salarios más bajos que los españoles. Paradójicamente -o no- los fascistas que denuncian esta "invasión" de trabajadores norteafricanos son los mismos que celebran con nostalgia el Gran Reemplazo imperial de la población indígena de América por parte de navajeros de Extremadura y matarifes de Sevilla; y los que vitorean en su memoria las hazañas coloniales de los golpistas que invadieron España en julio de 1936. 


LAS CLASES bajas delinquen en mayor número: el presente fatigoso y el sin futuro les inclinan a ello. Pero no se ha demostrado aún que se delinca por etnia, migración o país: el marroquí en España delinque más no por marroquí ni por migrante, sino por clase baja y sin futuro. Es famoso que los alemanes comenzaron a cerrar las puertas de sus coches, en los años sesenta, cuando llegaban a sus barrios los inmigrantes españoles: la colectividad ibérica también tiene un pasado en que fue la víctima.

Se me dice, Vanessa, pero hay muchas personas muy pobres y de clase baja que no han delinquido nunca. Claro, es el explotado/santo Job que se calla su explotación y por tanto el inmigrante que os interesa. Yo misma estoy tan cristianizada y he sufrido una educación tan estricta, que las veces que me he encontrado dinero en la calle, he ido a devolverlo a comisaría. Pero permitidme esta disyuntiva capciosa: entre trabajar jornadas de diez horas de peón de albañil por un sueldo de miseria, y delinquir sin violencia contra seres para nada inocentes, ¿hacia quiénes creéis que va mi simpatía? Recuerdo una vez más que en España casi la única manera de acceder a la clase media es comprar un piso por 80.000 euros y, veinte años después, gracias a las políticas terroristas de los partidos gobernantes, que no sacan vivienda pública suficiente porque gobiernan mafiosamente para los propietarios, venderlo milagrosamente por 250.000 euros. A eso lo llamáis “me lo gané con mi esfuerzo”; permitidme que yo lo llame “delincuencia”.

Un marroquí robando a un madrileño es, en la mayoría de los casos, un delincuente ilegal robando a un delincuente legal. Qué curioso que a mí no me roben nunca y, cuando me han robado, el producto del robo ha sido tan ridículo (un móvil viejo, seis euros, un plumífero) que no lo he lamentado durante más de cinco minutos. Más clara no puedo ser.


SOBRE EL privilegio de que disfruta el autóctono y la mengua psicológica desde la que parte el inmigrante yo pido hacer esta prueba, sonómetro en mano: mídanse los decibelios que alcanzan los inmigrantes cuando están hablando con madrileños y luego mídanse los que alcanzan cuando se van al centro boliviano, marroquí o ecuatoriano y están con los suyos. Se comprobará que el inmigrante baja la voz ante el autóctono, con el que no quiere cometer ningún desliz, y lo sube cuando visita por ejemplo un bar madrileño de su país, donde están los suyos.


TENÍAN YA todo preparado para hacer una caza a lo Plymouth británico, pero resultó que el asesino era español, como lo son, por cierto, el 75'1% de los que cometen asesinatos en España (según datos de 2022, último año computado por el INE AQUÍ), asesinatos que no están aumentando, como nos venden los bulos en serie de la ultraderecha, sino que están bajando durante la última década.


¿POR QUÉ hay tantos racializados triunfando en el deporte de competición y en cambio tan pocos en otros sectores de la sociedad? Porque el deporte es casi matemático y difícil de manipular: si haces una marca de 9'80 en los 100 metros, la marca enmudece el color de tu piel. Para ser abogado o periodista o político o escritor, en cambio, además de los méritos, hay que meterse en la estructura AMIGUETES CLUB de la sociedad, que está controlada por los euroblancos, que para eso llegaron antes y bien que te lo hacen saber.


¿DEBERÍA JUZGARSE a Pedro Sánchez por crímenes contra la humanidad? ¿Es lícito que Podemos siguiera en el gobierno después del asesinato de 37 inmigrantes en comandita con Marruecos? El centro del debate en las elecciones españolas debería ser la masacre de Melilla; pero es justo de lo único que no se habla, porque son los euroblancos y sus privilegios los que imponen los temas de debate, y las vidas de tres docenas de subsaharianos no les importa ni a los azules ni a los granas ni a los azulgrana.


¿SABÉIS LO que deseo con toda el alma, a pesar de su hipocresía? Deseo que dentro de treinta años todos los españoles juren que, en la década de los veinte, ellos defendían a los inmigrantes, se oponían a las redadas racistas, se manifestaban por la eliminación de los CIEs y rechazaban a la bazofia ultraderechista, igual que en la década de los ochenta, en el siglo anterior, resultó que todos juraban que ellos se habían opuesto a la dictadura franquista y habían corrido delante de los grises…



Otra racistada: la de Conrad en El corazón de las tinieblas. Chinua Achebe lo denuncia así:
Joseph Conrad era un completo racista. Que esta simple verdad sea pasada por alto en las críticas a su obra se debe al hecho de que el racismo blanco contra África es una forma tan habitual de pensar que sus manifestaciones pasan completamente desapercibidas. Los estudiosos de El corazón de las tinieblas a menudo le dirán que Conrad no se preocupa tanto por África como por el deterioro de una mente europea provocado por la soledad y la enfermedad. Dirán que en el relato Conrad es, en todo caso, menos caritativo con los europeos que con los nativos, que el propósito del relato es ridiculizar la misión civilizadora de Europa en África. Un estudioso de Conrad me dijo en Escocia que África no es más que un escenario para la desintegración de la mente del señor Kurtz.

Lo cual es, en parte, el asunto. África como escenario y telón de fondo que elimina al africano como factor humano. África como un campo de batalla metafísico desprovisto de cualquier humanidad reconocible, donde el europeo errante entra por su cuenta y riesgo. ¿Es que nadie puede ver la absurda y perversa arrogancia en reducir así a África al papel de puntal de la ruptura de una mente europea mezquina? Pero ese ni siquiera es el punto. La verdadera cuestión es la deshumanización de África y de los africanos que ha fomentado y sigue fomentando esta actitud secular en el mundo. Y la pregunta es si una novela que celebra esta deshumanización, que despersonaliza una parte de la raza humana, pueda ser llamada una gran obra de arte. Mi respuesta es: no, no puede.


EN LA página Tendencias gitanas de Instagram recuerdan el antigitanismo de Unamuno. En una entrevista concedida dos meses antes de morir, a la pregunta también racista sobre si la herencia bereber era responsable del guerracivilismo español, contestó:
Es posible, pero otra sangre corre también en nuestras venas. De ésta no se habla nunca. Pero, para mí, tiene una gran importancia en la formación de nuestra raza y de nuestra mentalidad: es la sangre de los gitanos, esta población errante, de herreros, de paragüeros, de mercaderes de caballos, de cesteros, de adivinadoras, que se encuentran por todas partes en este país, incluso en el pueblo más pequeño. Estos gitanos tienen instintos primitivos, inhumanos, antisociales, y estoy persuadido de que es por ellos, sobre todo, que una herencia cruel se ha introducido en nosotros. 



BARBADOS DESTITUYÓ a Isabel II como jefa de estado y proclamó la república, en una ceremonia en la que Rihanna fue proclamada “heroína nacional”. El príncipe Carlos de Inglaterra asistió y se mostró dispuesto a ser “amigo de Barbados”, al tiempo que pidió perdón por el pasado colonial: “Por la espantosa atrocidad de la esclavitud a la que fueron sometidos los habitantes de la isla”.

Macron ya pidió perdón por el colonialismo francés, el príncipe Carlos pide perdón por el colonialismo inglés… Adivina cuál será la última nación que pedirá perdón por su pasado colonial… 


EL 47% de los establecimientos chinos en España sufren robos varias veces al año, según esta “encuesta informal” que hizo Quan Zhou entre 940 chinos residentes en España, publicada en Eldiario.es. ¿Y quiénes son los ladrones? Adivina adivinanza:
Recuerdo cómo, cuando era pequeña, mis familiares me decían: ¡Los españoles son malísimos!, y yo me indignaba muchísimo, porque todas mis amigas eran españolas, porque mis profesores eran españoles, porque los chicos que me gustaban eran españoles y además, aunque por aquel entonces no lo supiera, yo también tenía ese sesgo no-tan-sutil sinófobo que nos inculca la sociedad occidental. Así que tendía a no tener en cuenta, e incluso disculpar, a la otra parte: a los que nos agredían y atracaban, a los que me acosaban en el colegio e instituto, que en su mayoría, como os podréis imaginar, también eran españoles.
Porque (redoble de tambor) ¡sorpresa! la mayoría de los robos no son perpetrados por otras minorías como ciertos grupos políticos nos quieren hacer creer. Según otro muestreo de mi encuesta informal (940 personas), el 75% de los asaltantes son españoles. La mayoría varones (54%) y en un rango de edad que varía desde la adolescencia al joven adulto. Contrasté este porcentaje con el CIS, y en el 2020 del total de robos denunciados, el 71% de ladrones eran españoles.

QUIZÁ EL fragmento anticolonial más publicado hoy en las redes sociales haya sido este:
Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: «Cierren los ojos y recen». Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
La mayoría de los internautas se lo atribuye a Eduardo Galeano y piensa que el texto se refiere a la colonización de América, pero no es así: en realidad pertenece al arzobispo sudafricano Desmond Tutu, activista contra el apartheid que ganó el premio Nobel de la paz en 1984, y se refiere a la colonización de África. Este error procede, creo, de que fue el propio Galeano quien popularizó el fragmento de Tutu en 1992, cuando lo incluyó en su artículo Cinco siglos de prohibición del arcoíris en el cielo americano, de gran repercusión entre los lectores de habla hispánica. Galeano lo citaba advirtiendo: “El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América”.


¿SE ME había pasado por alto la anglofobia de los madrileños? Ya por la mañana empecé a caer del guindo a raíz de la disputa entre Italia e Inglaterra de la final de la Eurocopa: los comentarios mejor valorados en todos los diarios españolistas de Madrid eran anglófobos, con amplias referencias al pasado "pirata" de la pérfida Albión. Más tarde, por la noche, cuando iba caminando por Chamberí, al marcar Italia el tanto que significaba el empate, fui asaltada por un griterío enorme que procedía de las casas y que confirmó mis temores, un "gooooool" que solo he escuchado aquí cuando marcan los goles España o el Real Madrid.

Lo tienen todo los madrileños: islamofobia, negrofobia, gitanofobia, galofobia, catalanofobia y anglofobia. Lo de que son casos "excepcionales" conmigo no cuela: existe algo estructural en esta ciudad, procedente de su capitalidad y su pasado imperio-colonialista, que genera xenofobia en todas las direcciones. No es casualidad que Madrid sea la segunda comunidad de España, después de Murcia, con mayor porcentaje de voto ultraderechista, y eso que no cuento los votos ultraderechistas que se ocultan en el PP de Ayuso, en cuyo caso sería de largo la capitana.



Racismo sistémico. Lebron James es el deportista más insultado en Twitter durante el último año, con 122.568 insultos recibidos, según datos de Pickwise. De los veinte deportistas más insultados, dieciséis son negros, por qué será que no me sorprende.



DESCUBRO POR medio de Michel Onfray que el célebre fundador de los Juegos Olímpicos modernos, Pierre de Coubertin, que para el común de la gente pasa por ser un humanista y universalista convencido, era en realidad un fascista, un colonialista, un antisemita y un misógino, aparte de un admirador de Hitler de tal tamaño que el propio dictador alemán, en agradecimiento por haberle otorgado los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, le propuso para Premio Nobel de la Paz. Incluso las dos frases famosas de Coubertin, “Lo importante es participar” y “Citius, altius, fortius”, se las plagió sin decir la autoría al obispo de Pensilvania, la primera, y al dominico Henri Didon, la segunda. He aquí algunas frases que dejó este elemento:
• • • Hay dos razas distintas: las que tienen un aspecto espléndido, con músculos fuertes, que marchan con firmeza, y las de los enfermos, con aspecto resignado y humilde, que marchan con aire vencido.

• • • Desde los primeros días fui un fanático colonial.

• • • Los deportes han hecho florecer todas las cualidades que se usan en la guerra.

• • • La primera característica del olimpismo es ser una religión. Al cincelar su cuerpo a través del ejercicio, el antiguo atleta honró a los dioses. El atleta moderno hace lo mismo: exalta su raza, su país y su bandera.

• • • La teoría de la igualdad de derechos para todas las razas humanas es contraria a cualquier progreso colonial. Sin caer en la esclavitud o la servidumbre, la raza superior tiene razón al negar a la raza inferior ciertos privilegios de la vida civilizada.

• • • Los judíos son insignificantes en la historia del mundo tanto desde el punto de vista político como desde el punto de vista económico. Los judíos han permanecido asiáticos. Apenas los conocemos, salvo por el capital acumulado por algunos de ellos.

• • • Las mujeres solo tienen una labor en el deporte: coronar a los campeones con guirnaldas.

• • • El único verdadero héroe olímpico es el varón individual. Las olimpiadas femeninas son impensables. Serían poco interesantes, antiestéticas e incorrectas.

• • • A la raza blanca, superior en esencia, todas las demás le deben sumisión.





HACE DIEZ años aún decía Madrid despierta, Madrid amarilla, Madrid sola, porque Madrid me parecía un lugar femenino y redondo; pero hoy digo Madrid blanco, Madrid morado, Madrid loco, porque Madrid me parece un lugar macho y cuadrado que ni cura ni cobija ni respeta. Mi cambio psicológico comenzó cuando me vine a vivir a Carabanchel, a principios de 2016: al ver cómo trata la policía a las personas que no son blancas, al ver las redadas racistas en el metro Oporto, al padecer con tristeza que poetas inmigrantes declinaran acudir a mis tertulias poéticas “porque vives en una zona muy peligrosa para los que no tenemos papeles”, empecé a arder por dentro. Y ya a finales de 2017, cuando estalló lo de Catalunya y los madrileños en su inmensa mayoría actuaron como vascos, me quedé sin argumentos en favor de los que viven en esta ciudad. Claro que hay excepciones, pero triste consuelo es que las mejores personas de un lugar sean sus excepciones. Madrileños como vascos, ya lo he dicho todo: el mismo engrudo ombliguista onfaloscópico nosotrero asqueroso.

LOS DEL contexto se delatan ellos solos, porque solo recurren a él para justificar las canalladas que hacen los suyos a los demás, no las que hacen los demás a los suyos. A genocidas del tamaño de Colón, Cortés y Pizarro se les justifica por el contexto, por la supuesta misión evangelizadora y civilizatoria, a pesar de que justo al lado de ellos tenían a Fray Antón de Montesinos, Fray Tomás de Ortiz o Bartolomé de las Casas, que superaron el contexto y llamaron a las cosas por su nombre. Sin embargo, ante invasiones como las que sufrió la península por parte de los árabes o los franceses, la manera de contar el relato en los libros escolares cambia: aquí no se dice que las invadidas eran culturas inferiores a las invasoras, no: aquí se hace ver de forma muy clara que tanto los árabes como los franceses eran malos-malos y asunto concluido. ¡Esa gentuza no tiene derecho al contexto!

Otro tanto sucede con el racismo galopante de Pío Baroja, que llegó a escribir que los hispanoamericanos eran “monos que imitan”; el de Ortega, que afirmó que el cerebro de los negros no alcanzaba la capacidad del de los blancos porque se les desarrollaba demasiado pronto, o el de Unamuno con los gitanos: racismos todos ellos que no son racismos para la españolidad, porque están justificados por un contexto (Gobineau, Lombroso, teoría de las razas…) donde “todo el mundo era más o menos racista”, olvidando, como siempre, que a personalidades como Emma Goldman, Bertrand Russell, Romain Rolland u otros muchos no les costó nada superar el contexto de la época.

Sin embargo, en una de esas acrobacias que tanto gustan de hacer los partidarios del contexto, cuando llegamos a la figura de Sabino Arana, que nació en la misma época (Unamuno en 1864, Arana en 1865, Baroja en 1872, Ortega en 1883), parece que ya no rigen las leyes del contexto: Sabino Arana era un racista asqueroso y punto. Y conste que, por una vez, estoy de acuerdo con los del contexto a los que enseguida se les olvida el contexto: Sabino Arana es uno de los racistas más repelentes que han existido. Igual que España tiene que hacer una profunda revisión de las raíces coloniales, antijudías y antimusulmanas de su pasado, yo no voy a considerar jamás a Euskadi como un lugar decente hasta que no realicen una rectificación de su pasado de los 130 últimos años, no solo del terrorismo etarra sino del nacionalismo en su conjunto, del que Sabino Arana es una de sus personalidades más infames, quien además dotó a Euskadi de su nombre y su bandera y fundó el PNV, que es el partido más reaccionario de Europa.

El racismo de Arana, con todo, no me hace olvidar el motivo de esta entrada. ¿Cuál es la razón de que lo de Arana sea racismo y en cambio lo de Baroja, Unamuno y Ortega sea solo “contexto”? La razón es que desde la españolidad el racismo contra los negros, los hispanoamericanos o los gitanos se mitiga, se silencia y hasta se justifica porque es un racismo hundido en las raíces de su historia que sigue perviviendo en su sociedad actual. En cambio el racismo de Sabino Arana, que tampoco se lo inventó él sino que estaba (y está) igualmente arraigado entre los vascos, se considera del todo inaceptable porque es un racismo contra los españoles, ¡hasta ahí podíamos llegar!


SEGÚN DATOS de la OMS, los países ricos ya han vacunado a una de cada cuatro personas, mientras que los pobres solo a una de cada 500. Sin embargo, los dirigentes occidentales siguen hablando de compartir vacunas y ayudar "después" a los mismos países a los que ahora vetan, porque una de las constantes de Occidente es que no se conforma con usar toda su fuerza y capacidad de presión, sino que, además, ¡quiere ganar el relato! Occidente es desde el comienzo una alianza entre Temístocles y Herodoto, el general y el historiador, el que libra la batalla y el que la cuenta: a Occidente le gusta pisar y pisotear pero luego se presenta como la chica buena y casta y religiosa. 


ESCRIBE AMÉRICO Vespucio a Pierfrancesco de Medici en una carta del 18 de julio de 1500, el subrayado es mío:
Y navegando por la costa, cada día descubríamos infinidad de gente y distintas lenguas, hasta que, después de haber navegado unas cuatrocientas leguas por la costa, empezamos a encontrar gente que no quería nuestra amistad, sino que nos estaban esperando con armas, que son arcos y flechas, y con otras armas que tienen: y cuando íbamos a tierra con los botes nos impedían bajar a tierra, de modo que nos veíamos forzados a luchar contra ellos, ya al fin de la batalla quedaban mal librados frente a nosotros, pues como están desnudos siempre hacíamos en ellos grandísima matanza, sucediéndonos muchas veces luchar dieciséis de nosotros con dos mil de ellos y al final desbaratarlos, y matar muchos de ellos y robar sus casas.
Dieciséis europeos podían con dos mil indígenas. Las flechas de los indígenas ni siquiera tenían la punta de metal. De esta bajunería eran las “hazañas” de los europeos en un continente que lleva el nombre de un genocida.



MICHAEL MOORE, en el minuto 59:00 del documental Qué invadimos ahora:
Hasta 2015, en USA no había ningún museo de la esclavitud. ¿Por qué nos escondemos de nuestros pecados? El primer paso hacia la recuperación, hacia ser mejores personas o un mejor país, es ser capaces de ponernos en pie y hablar sinceramente de quiénes somos. Yo soy estadounidense, vivo en un gran país que nació del genocidio y se construyó sobre hombros de esclavos.

JARED DIAMOND: “Cuando yo era joven, a los escolares estadounidenses se nos enseñaba que América del Norte había estado ocupada en principio por solo un millón de indios. Esta cifra tan baja era útil para justificar la conquista por los blancos de lo que podía considerarse un continente casi vacío. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas y el análisis pormenorizado de las descripciones dejadas por los primeros exploradores europeos de nuestras costas parecen indicar ahora un número inicial de unos veinte millones de indios. Para el Nuevo Mundo en su conjunto, el descenso de la población india en los dos siglos siguientes a la llegada de Colón se calcula en hasta el 95 por ciento”.