ESTA ANOMALÍA de sentir más cercanos a los de Ucrania que a los de Marruecos, de desear que estén más cerca, ¿no es un caso de supremacismo aún más grave que el que muchos vasco-catalanes practican con los españoles, denunciado con toda razón? Más grave porque los nacionalistas vasco-catalanes no hacen redadas racistas a los españoles, ni los meten en CIES, ni los repatrían en vuelos exprés, ni les hacen exámenes de nacionalidad donde son suspendidos si no saben tres obras de Gabriel Aresti o de Joan Maragall. Y habiendo dado España, sin ser un país de la centralidad europea, tantos intelectuales europeístas, ¿cómo es que no da el mismo número de intelectuales africanistas que propugnen el amor por un continente tan cercano por geografía e historia? ¿Por qué el europeísmo ibérico parece a menudo una voluntad contra África? ¡Qué cómica me parecería esta exageración de las raíces norteñas y desprecio por las sureñas, si no fuera por el escandaloso tufo a xenofobia que desprenden y las consecuencias horribles que acarrean!